Seguro que a estas alturas están familiarizados con el término Uberización. Y esta entrada alude a uno de los múltiples síntomas que esta enfermedad nos está mostrando ya: tarifas a todas luces excesivas.
El hecho de que los proveedores de servicios de VTCs no se sometan a regulación alguna en materia de precios, unido a la mano blanda por parte de las Administraciones a la hora de sancionar sus infracciones y la excusa del libre mercado, da como resultado que usuarios hayan pagado esta pasada Feria de Abril (2024) importes de hasta 150 euros por carreras de 11 minutos.
Unos precios que han sorprendido a los usuarios y ante las que poco se puede hacer ya que multinacionales como Uber o Cabify se escudan en que sus tarifas son dinámicas y se ajustan conforme a la demanda. Huelga decir que eventos multitudinarios como la citada feria, Semana Santa o determinados festivales convierten este servicio en algo prohibitivo y se alejan mucho del concepto de Servicio Público que ostenta el sector del Taxi.
Además aunque no se pretenda ir (o volver) del evento causante de tal demanda el usuario seguirá abonando precios altísimos ya que el conductor realiza ese servicio coincidente en tiempo y espacio con este.
Es en estos momentos, cuando se toca el bolsillo, cuando debemos aprovechar para recordar a los clientes que un punto de vista cortoplacista puede beneficiarles puntualmente pero que si seguimos dejando que estas empresas destrocen el mercado el transporte de pasajeros pasará de ser un servicio para todos a ser un servicio para ricos.
Además de los precios durante la celebración de la feria, ha podido verse a los VTCs incumpliendo normas como las de no buscar o esperar viajeros aumentando más si cabe la desigualdad de condiciones con el Taxi. Unas infracciones que no suelen ser sancionadas por la Policía Local quienes, en demasiadas ocasiones, desconoce la normativa.
Sin un mayor control por parte de las fuerzas de seguridad, políticas mas proteccionistas hacia el Taxi, freno a las transnacionales (por parte de leyes y normativas estatales y autonómicas) y un conocimiento real del usuario sobre la situación, lo que ha ocurrido en la Feria es solo una pincelada más en el cuadro.